LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA CONSTRUYE SUS CATEGORÍAS
DE TRASTORNOS EN FUNCIÓN DE LOS EFECTOS DE LA MEDICACIÓN
Lo más importante para la venta de un fármaco es su eficacia a la hora de suprimir los síntomas, si bien la definición de los síntomas se elabora a partir de la conducta o la experiencia que el fármaco en cuestión suprime. En otras palabras, los distintos sistemas de control se han centrado en los aspectos conductuales que es preciso suprimir Por ejemplo, en la Unión Soviética hubo una especial preocupación por las personas que se negaban a trabajar o que promovían ideas disidentes15, y en el marco más amplio de Occidente ha habido una obsesión creciente por la conducta errática o inestable que perturba a los que rodean a la persona así etiquetada.
De nuevo, resulta imprescindible contemplar las secuelas físicas de los medicamentos y que sus «efectos secundarios» más serios pueden ser crónicos. Por ejemplo, la disquinesia tardía —movimientos involuntarios que afectan a diversos grupos musculares— se considera
LA PSICOLOGÍA COMO IDEOLOGÍA
como la evidencia de que el individuo tiene un problema y que necesita medicación, obviando que la principal causa de este problema sean los fármacos psiquiátricos16. Por tanto, el diagnóstico y la prescripción repercuten de manera tangible en la capacidad de pensar y actuar de las personas, yen la posibilidad de pensar y actuar sobre los problemas que les llevaron en primer lugar a solicitar la ayuda o ser referidos a un psiquiatra o un psicólogo. A esto se suma que la aparición de nuevas categorías de trastornos haya estado en manos de la industria farmacéutica, dada su capacidad de persuadir a los médicos de haber encontrado el modo en que determinadas sustancias químicas erradicarán un problema específico para así divulgar el problema como un nuevo trastorno psiquiátrico.
Los psiquiatras que han apreciado un aumento en la incidencia del «trastorno mental» y han examinado la conexión entre la economía política—la estructuray las dinámicas de la sociedad capitalista—y el malestar individual, han llegado a la conclusión de que la «esquizofrenia» y otras supuestas «enfermedades» son consecuencia de una sociedad enferma17. Algunos psicólogos también han llegado a esta conclusión, si bien la mayoría rinden pleitesía a la psiquiatría y pretenden obtener la aceptación de los que aún consideran como sus superiores, para, de esta manera, seguir reproduciendo el orden jerárquico que les permite gestionar mejor a los que están por debajo y a los que no han conseguido vivir una vida «normal».