LA DESCRIPCIÓN DE LOS PROCESOS CONDUCTUALES NO ES DE POR SÍ PSICOLÓGICA
El primer ardid ideológico de los defensores a ultranza del «modelo social» de la discapacidad consiste en afirmar que la redescripción del comportamiento es una actividad exclusivamente «psicológica».
LA PSICOLOGÍA COMO IDEOLOGÍA
Cuando los psicólogos redactan un informe en donde afirman que un menor tiene dificultades en el aula y concluyen que es debido a una «discapacidad» determinada, se están centrando en un aspecto individual. Aunque la descripción no suponga la existencia de un problema «psicológico», los menores pueden vivirlo como si en efecto lo tuvieran debido, en buena medida, a la reacción de las personas en su entornos.
El movimiento impulsado por las personas con diversidad funcional centró sus actividades en el análisis del entorno escolar, de lo que «discapacitaba» a los menores, mostrando la posibilidad de redefinir la interpretación psicológica de la discapacidad si atendemos a las condiciones discapacitadoras del entorno6. Ésta es la razón por la que el movimiento de las personas con discapacidad se niega a aceptar que las personas tengan una discapacidad. Por el contrario, preguntan qué es lo que discapacita a los menores y cómo debería ser abordado. Por tanto, este planteamiento trasciende la discapacidad física y da cabida, por ejemplo, a considerar el modo en que el racismo influye en el aprendizaje de los escolares procedentes de otras culturas.
La exclusión de un número desproporcionado de niños negros en las escuelas, en el caso de Reino Unido, no es un simple error, sino más bien una fuerza estructural que les discapacita y que fomenta el racismo7. La menor atención que los maestros conceden a las niñas en las aulas mixtas y sus peores calificaciones en los exámenes es otro ejemplo del modo en que un entorno discapacitador culpa insidiosamente a las víctimas8.